El cielo lloraba en la noche, mezclándose la lluvia con el calor insoportable de aquella primavera rabiosa.
Consultó su reloj, le temblaba levemente la muñeca y se olvidó la hora; el aire caliente y húmedo le abrasaba los pulmones. Observo con cierta melancolía como las gotas, traviesas y continuas, se deslizaban por su piloto y formar entre todas, un gran charco a su alrededor.
Con nervios, contempló el alfeizar de Su ventana, cerró los ojos y suspiró, mientras aferraba con fuerza la pistola; guardada en su bolsillo.
Abrió la puerta con sigilo y sintió el cañón de un revolver en la nuca; Ella le murmuró unas palabras al oído y el dióse vuelta, lentamente, mientras toneladas de adrenalina inundaban su cuerpo y el corazón intentaba en vano salir empujando del pecho, y contempló con una mezcla de horror, tristeza, amargura y felicidad, el retroceso del percutor en cámara lenta.
Justo en el clavo
Hace 4 años