sábado, 30 de agosto de 2008

a verbis ad verbera

Poética y retórica, avanzas sobre mí

blandiendo en alto aquella espada sin filo

Que si no corta, golpea

taumaturgos incapaces de impedir

el duelo de sonrisas y la seducción de las miradas,

aluvión de fantasías, pujan por salir

Para volver a entrar transformadas en realidades.

¿Ficticias?

jueves, 28 de agosto de 2008

Cuatro

Invierno
Julio. Viernes 16:32



Resplandecía. Simplemente resplandecía. Los rayos del sol pintaban transitorios reflejos rojizos en su cabello oscuro, que ondeaba en cámara lenta siguiendo el ritmo de sus pies, que avanzaban con determinación recorriendo el camino, buscando un tesoro o simplemente, soñando, ajenos al resto del cuerpo. Sus ojos color avellana seguían la línea del horizonte, mientras que una sonrisa soñadora aparecía al inhalar cada bocanada del aire frío. Ella era feliz.

Tenía las manos en los bolsillos de una suerte de abrigo color verde azulado y una bufanda tejida protegía su cuello de porcelana del invernal viento en contra. Sus pasos no tocaban el suelo; flotaba, inmersa en sus pensamientos, ideas fugaces e ilusiones transitorias, mientras esquivaba a los ausentes transeúntes con la gracia de una innata bailarina de ballet.

Con esta imagen, Martín cruzo la calle sin mirar y en segundos, se situó atrás de ella, mientras su corazón pugnaba por explotar, inyectado en adrenalina. Con una mezcla de sentimientos y emociones que luchaban juntos para romper los tejidos y escapar de su pecho, sujetó suavemente su mano mientras que con voz temblorosa, sin poder dominarse, murmurando:

-Hola L.

L. se dio vuelta y lo miro perpleja mientras el crisol de pensamientos en su mente se desvanecía.

Dos lágrimas recién nacidas, vírgenes gotas de agua salada, conocieron el mundo por primera vez, vivieron adolescencia, juventud y madurez en sus mejillas para morir con un majestuoso salto suicida involuntario contra las húmedas baldosas porteñas.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Tres

Invierno
Julio. Viernes 16:32


Moviendo las cosas de la mesa, Martín buscaba sus llaves. Finalmente las encontró, se puso la campera y se aproximó a la puerta.

Al abrirla, se dio cuenta de que no llevaba bufanda; -un hombre que en invierno sale sin bufanda no es un hombre-murmuró- es un boludo.

Finalmente vestido, Martín salió del departamento, bajó corriendo los cinco pisos que lo separaban de planta baja y una bocanada de aire invernal penetró en sus pulmones al atravesar la puerta de calle.

Marcelo T. parecía extrañamente desierta, había llovido la noche anterior y aunque el disco solar resplandecía en el cielo libre de nubes, se podía aun, percibir la humedad en el aire.

La barba de tres días ya empezaba a molestarle, pensó en dejarse las patillas y en comprarse un encendedor, en cambiar el equipo de música y buscar otro laburo, mientras acortaba la distancia entre el edificio y el kiosco. Caminaba pensando, imaginando, soñando y despertando, esquivando aquellas molestas baldosas flojas que al pisarlas, después de la lluvia, acarrean consecuencias desagradables.

Evitaba también pisar las líneas entre baldosa y baldosa cada vez que se acordaba y a veces…

Kiosco.

-hice rápido- pensó Martín, mientras entraba y sacaba las manos de los bolsillos

Marlboro Box un peso cuarenta ¿no tenés mas chico? no, disculpá bueno todo bien hasta luego nos vemos chau suerte.

El viento invernal corta su rostro como bisturís invisibles dirigidos por la mano maestra de la naturaleza o de Dios.

- ¿Disculpáme, no me convidas un cigarrillo?- le pregunto un vagabundo

- si…si, acá tenés

En un momento de descuido, Martín dejó caer el encendedor; al agacharse para recogerlo, notó que le quedaba poco gas; al levantar la mirada, sobre la vereda de enfrente, la vio.

jueves, 21 de agosto de 2008

Dos

Invierno
Julio. Martes 9:37



Recuerdo aquel día lluvioso de marzo con perfecta claridad…las imágenes pasan por mis ojos cual diapositivas en cámara rápida. Aun puedo sentir aquella horrible sensación recorriendo mi cabeza, a través de mi cuero cabelludo…aquel sentimiento espeluznante recorriendo mis entrañas, pensando qué estará sucediendo allí arriba…

Recuerdo el motivo de mi visita a aquel horrendo sitio, el cual detestaba con todo el odio que podía permitir mí corazón… ¡aquellos malditas caprichos de mi padre!

Tenés que tener el pelo corto Martín, no jodas mas” me decía… y yo no podía entender, bajo ninguna circunstancia, el por qué de esto.

Volviendo al tema…todavía recuerdo…el rechinar de los dientes de acero de aquella máquina infernal, que traspasaba mi cabeza una y otra vez, aniquilando lo que yo más apreciaba en el mundo…Allí estaba de nuevo…en las puertas del Averno…En aquello lugar que, externamente, parece inofensivo, pero una vez que se entra, no se vuelve a ser el mismo de antes…Allí estaba yo…frente a mi verdugo, que me colocaba la temida bata blanca…y sin oponer resistencia; allí estaba, sabiendo que en tan sólo unos instantes, habría perdido el tesoro tan preciado que tanto tiempo me había costado juntar…ahí estaba yo…a punto de ser asesinado una vez más.

Luego de releer lo que acababa de escribir, Martín guardo la lapicera, apagó el cigarrillo y se fué a dormir.

Uno


Invierno.
Julio. Martes 15:43 Pm


-Dejá de soñar despierto, pelotudo!- se dijo Martín mientras pestañaba repetidas veces. Había estado mirando un punto fijo en la pared por un tiempo indeterminado hasta que repentino sonido del teléfono lo saco del trance, obligándolo a levantarse del pequeño sillón que adornaba el living-comedor-cuarto de su departamento.

Con sus jóvenes veintitrés años de edad, la década de los noventa le permitía vivir solo en un modesto monoambiente ubicado en Palermo, mantenido por su trabajo de medio tiempo en “Sarave’s”, un bar ubicado a unas cuadras de allí.

Mientras se desperezaba, atraveso los pocos metros que separaban el sillón de la mesita y atendió el teléfono

-¿Hola?

-… ¿hola Martín?- indago una voz masculina del otro lado.

-si…si, perdoname, estoy medio zombi todavía, ni se que hora es…para, ¿quien habla?

- Te habla Rubén, del departamento de Alumnos de la Facultad de Derecho, era para confirmar tu inscripción a las materias de este cuatrimestre.

-Ah…ah, si, si, los horarios los tengo a la mañana, no?

-Si, era para avisarte nada mas, hasta luego.

-Chau, nos vemos.

Luego de cortar, fue a la cocina a preparar café, mientras tanteaba buscando en los bolsillos de su campera los Phillip Morris. Al encontrarlos, se percata de que solo queda uno y murmura:

-Puta madre, salir con este frío…y bueh.

El ruido penetrante de la cafetera avisaba que el brebaje, el néctar de los dioses estaba finalmente listo; luego de verterlo en una taza, encendió con placer el último tabaco, y se sentó a soñar un rato más.

domingo, 17 de agosto de 2008

Improvisación de 3

bueno, esto es un escrito que salió tirando una palabra cada uno.

Improvisación de a 3

Yo camino desorientado hacia la inmortalidad, plenamente ofuscado por lo difícil del todo.
Irigoyen decía muchas onomatopeyas cuando oscurecía estrepitosamente, pero contemplándolo, parecía saber lejanamente todo lo incoherente.
Sin Soledad Silveira,, Atahualpa cayó en un inconmensurable pozo depresivo de adversidades,ergo siempre supo que Menem lo hizo.
Inhumano es reptar, quien lo disfruta es totalmente cinéfilo, pero marta usa tampones caprichosos y fuma adultos procesados químicamente necesitando patentes ilegible; tenedores arbitrarios de sal giran lejos olvidando, deseando usufructuando pensamientos ininteligibles hasta volverse adictos enriqueciendo fealdad política, además intervinieron la sociedad de los poetas muertos.
Zambayonny lee paredes medievales sobre puertas pentágono mientras alberga mapaches sidosos pero falsea una empedrada postmodernista de papel maché verde cielo aurora boreal con anfetaminas infinitas de nicotina heroicamente muerta entre sobres expectantes por definiciones obsoletas matriarcales y masas estúpidas, inhibidas fugazmente.
Perón plagiaba tortas buscando inhumanamente a Skeletor mientras Pinocho piloteaba un pelo turquesa teñido; con afán insistente cuasi-recapitulando como pintitas moradas hasta neptuno, realizando así sofocantemente una inecuación tangente a realidades paralelas e inciertas donde reina rich contempla caracoles democráticamente aunque tatúa ensamblajes cósmicos putrefactos para saciarse pintando honestidad numérica hacia Asia occidental.
Edelberto murió vivamente debido a su insuficiencia sexual-renal también probablemente tomo el mercurio necesario proveniente e irrefugiable hablando sin manzanas envenenadas. Hipopotomonstruosesquipedaliofobia irreversible padecida hasta por Munro y chupines escarlata enfermizos alrededor tirando ventanas psicoticas, esquizofrénicamente, finamente gasificada.

Fin.

08/17/08

Daniel, Laura, Guillermo.

Tu

Tu sonrisa resplandece con la tenue luz matinal, mientras que tus ojos permanecen cerrados, como claveles esperando florecer.

Tu cuerpo se mueve lentamente, al compás de una música que repercute en tu subconsciente, inaudible a mis oídos.

Tu belleza resalta cuando dormís, tan inocente y despreocupada.
Te observo, te siento, te admiro, te busco, te encuentro.

Tus manos buscan inconscientemente las mías, a la vez que tus pestañas, cerraduras hermeticas de las ventanas al olvido, se separan del largo abrazo nocturno.

Tu mirada encuentra la mía y una vez mas, despierto.

jueves, 14 de agosto de 2008

capaz si...no, dejá.

Camino.

Es otoño, mis pies avanzan…¿por inercia o auto determinación? aplastando las hojas marchitas de los árboles que mueren lentamente para resucitar en primavera, como aves mitológicas originarias del libro Madre Naturaleza.

Pienso.

Pensamientos, ideas, sonidos y recuerdos se entrecruzan como las miradas de dos extraños al pasar.

Somos nosotros… ¿lo notaste? Hace doce minutos te bese por última vez, hace setecientos veinte segundos te observe subir al colectivo con vagas ilusiones dentro de mi corazón desolado y herido.

Es de noche y la calle esta desierta, mi encendedor quiebra el silencio, y aspiro la primera pitada. Sigo caminando, reflexiono, me preocupo, me deprimo, lloro.

Lloro en la soledad del cielo estrellado, mientras el viento frío congela mis lágrimas, convirtiéndolas en partículas de hielo salado que se perderán en el olvido.

Sufro corazón, señal de que estoy vivo.

banda sonora de una batalla.

El campo de batalla esta en silencio. Con los ojos de mis enemigos fijos en mi, hecho un vistazo a la situación.

La suerte esta echada, mis aliados buscan en mi mirada la luz de la esperanza, trato de contener mis emociones. Lo logro.

Finalmente, el silencio se quiebra, el enemigo ejerce presión. Actuó rápido.

En algún lugar recóndito de mi cerebro, el director, titiritero y contramaestre, agita su batuta, ordenando a la orquesta compuesta por mis cuerdas vocales a ejecutar sus instrumentos, y seguido de una eficaz combinación entre mis labios, dientes y lengua, pronuncio la sentencia. Falta Envido.

martes, 12 de agosto de 2008

oblivion.

aparecías sin aviso...como la pasión desenfrenada en una noche de locura.

me mirabas a los ojos, tratando de leer en ellos tu corazón, sin éxito.

caías, como las hojas marchitas de los arboles que mueren en otoño y renacen en primavera...

sonreías,

llorabas.

llorabas?

gotas de agua salada conocían tu rostro por primera vez.

que me trasmiten tus ojos? que me señalan tus labios?

volvi en forma de fichas.

El pájaro rompe el cascarón

El pájaro de mi sueño se puso en camino, en busca de mi amigo. Del modo más extraño me llegó su respuesta.
Un día, después del recreo, encontré en clase, sobre mi pupitre, un papel metido en mi libro. Estaba doblado como era costumbre entre nosotros cuando los compañeros se enviaban recados secretos durante la clase. A mí me sorprendió que alguien me mandara uno, pues yo no mantenía esta clase de comunicación con ningún compañero. Pensé que sería una invitación a participar en alguna broma escolar en la que yo no tomaría parte, y dejé el papel -sin haberlo leído- en el libro. Durante la clase, por casualidad, volvió a caer en mis manos. Jugué un rato con él, lo desdoblé distraídamente y encontré unas pocas palabras escritas. Eché un vistazo y tropecé con una de ellas; me asusté y seguí leyendo, mientras mi corazón se contraía ante el destino como invadido por un repentino frío.
«El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.»


H. Hesse